
Azar o no, los Ibáñez dieron su primer show a dos voces justo cuando había que salir de la dolorosa racha de cuatro derrotas seguidas. Cuando la gente empezaba a hacer otros planes en lugar de ir a la cancha a ver al Santo recién ascendido. El Ratón volvió. Antonito tuvo su bautismo en la red. Un guión piola para Dinastía.El centro de la escena quedó en familia. El Ratón fue símbolo de la recuperación del ímpetu de su equipo, condición previa necesaria para salir del pozo. Idolo de la afición, fue perdiendo porotos en el camino y hasta llegó a calentar banco. Volvió a las andadas ahora, a tiempo, con su amenaza permanente por las bandas. Los Ibáñez del pueblito de San Pablo (a 20 kilómetros de San Miguel) son ocho. Antonio, uno de ellos, es el hermano de Gustavo y padre de Antonito. El tío se lo recomendó a Roldán, el DT aprobó su fichaje y le ha ido bien: figura en Reserva, ayer convirtió su primer gol en Primera con 21 años. Antes había hecho público un objetivo: "Mi sueño es jugar con mi tío". Contra Newell's superó ese deseo: vio desbordar por derecha una vez más al tío, fue a buscar el centro de izquierda al medio y cabeceó al primer palo de Peratta. El agradecimiento fue para Roldán. Tenían un antecedente feliz, pero por separado: ante River, Gustavo la rompió en Primera (3-1) y Antonio metió el empate en el preliminar (1-1).Las bondades de la familia Ibáñez y la diferente energía anímica y futbolística aportada por ambos equipos (Newell's pareció sufrir pelear por nada) fueron ayudadas por una serie de circunstancias que alguien le adjudicaría al destino. Azar o no, tuvo la fortuna de que De Muner metiera un gol cuando había hecho sólo dos en su carrera. Azar o no, justo ahora Gamboa cambió el esquema, lo que no dejó de incomodar a sus muchachos. Azar o no, fue el primer partido de Newell's sin Schiavi, caudillo de una defensa que no había mostrado los desconceptos de ayer. San Martín empezó mal en el inicio de ambos tiempos, pero revivió cuando desempolvó el viejo libreto del toque, aun si el 1-0 llegó por arriba. Atrás recuperó el orden, y los duros Noce y De Muner anularon a un Fabbiani que prefirió jugar a quejarse.Cuando la roja a Leone ponía en peligro el regreso a la victoria, entró el sobrino y lo definió. Cosas del destino. Y de la Dinastía.(FUENTE OLE)
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