El tropezón de Gabriel Loeschbor cuando intentó cubrir una pelota marcó lo que fue el partido: un show de desaciertos e infortunios que transformaron el color y el calor de las tribunas en un duelo chato y frío. Aunque fue el mismo Flaco el que le dio un triunfo vital al Lobo.Lo que plasmaron Gimnasia de Jujuy y San Martín de Tucumán fue el fiel reflejo del promedio angustiante que viven los dos. El Santo intentó tomar la iniciativa. Falló en parte por culpa de Patricio Pérez, la usina que debía generar el juego: apagado. Por eso la creación cayó en Quinteros, que está más para luchar que para jugar. Y se notó. Recién a los 36' del primer tiempo el equipo de Roldán tuvo su primera chance: Vega por arriba del travesaño.El Lobo, que debía ganar (y más de local) para salir del descenso directo, chocó con su propia falta de ideas y con el combativo mediocampo de la visita. El trío de buen pie (Ricky Gómez, Luna y Carranza) casi nunca se pudo asociar y, así, Arraya quedó aislado en el ataque. La única forma que los de Labruna encontraban para llegar al arco eran los remates desde media y larga distancia (primero de Arraya, después de Carranza -se le fue muy cerca- y, por último, de Gómez)."No importa jugar bien sino el resultado", había dicho Omar Labruna en la previa. Y, coherente con sus palabras, intentó ir por la victoria en el segundo tiempo. Si bien su equipo se adelantó unos metros y le quitó algo de iniciativa al Santo, siguió sin encontrar la fórmula. No llegaba con claridad, caía previsiblemente en los remates desde afuera y, para colmo, quedaba mal parado atrás. Venía difícil...Sin embargo, el fútbol da sorpresas (y revanchas). En el medio del (des)concierto de errores, el único que tuvo un momento de lucidez fue el mismo que, en esa misma área, había pasado el papelón: Loeschbor se iluminó, saltó más alto que los defensores visitantes y le dio la vital victoria al Lobo, que salió de la zona de descenso directo (está en Promoción). Y hundió a San Martín.¿Pronóstico? La van a tener que pelear hasta el final. Ninguno está para soñar alto. (FUENTE OLE)
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